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Memorias de la moneda

Una tarde del 20 de agosto de 2009 comenzó mi aventura por el país, me encontraba en una bóveda oscura con miles de monedas de mi valor, algunas con dibujos brillantes y otras con suciedad en el sello y cara. Los días parecían años y yo estaba ansioso por sentir nuevamente los rayos del sol estrellarse en mis tallados, sentir el frio verano de la bella Arequipa, ver una vez más su imponente volcán del que se cuentan muchas leyendas. Esa tarde salí por fin del encierro, fue maravilloso sentir una vez más la frescura del aire y el calor del sol, cuando me di cuenta que no me encontraba en mi ciudad, me ubicaba en un banco en el cercado de Lima. Estaba en la gran Lima que con sus problemas se opacaba y sus dotes la resplandecía.

Ya de tarde un señor vestido con un pantalón gris, un polo rojo y una riñonera de color negro se presentó al banco a cambiar billetes por monedas, se trataba de un cambista llamado Pedro, mi primera entrega fue para sencillar un billete distinto a los que conocí, era de color verde y tenía dibujos de un héroe y una maravilla del mundo se trataba de un billete de 10 soles, al parecer se había cambiado la moneda pero el nombre se había quedado, solo que con unas variaciones. Poco tiempo después de lo relatado mi poseedor me llevo a su recinto, era un lugar normal, pero con ciertas cosas que nunca había visto antes y algunas con nuevo formato, y así es como inicia mi nuevo trayecto por la región.

El cambista salió muy temprano a trabajar salió de casa fue al mercado a tomar su 7 cereales con su emparedado de palta, para luego ir caminando a la plaza en la que una pareja rusa cambio un billete de 5000 rublos rusos, yo como parte de las monedas de cambio fui recibido por el joven que me almaceno en una billetera rara de color blanco con marrón, para que luego ser intercambiado por un ceviche de la tía veneno, ya me había acordado que antes mi valor era menor pero ahora desperté super poderoso, naa es una exageración mía, pero la verdad si valía más, en ese trayecto conocí a Lourdes la señora que vendía ceviche, ella me almaceno en un recipiente de color azul, unas horas después fui pasar la noche en casa de doña Lourdes, era una casa humilde con limitados artefactos y decoración pobre, caída las 9:00 pm llego a la casa un joven con facha de universitario, el joven saludo a su mamá con un beso se lavó las manos y se sentó a comer la sopa preparada por la madre, mientras conversaban de lo sucedido en el día, para que luego la madre se despidiera e iría a dormir y el joven se retiraría a su habitación para realizar sus tareas. Al día siguiente doña Lourdes me entrego a su hijo, minutos después me entero que el joven se llamaba Luis y estudiaba en la universidad nacional de ingeniería, el muchacho era el  mejor de su salón, un joven chancón en la carrera ingeniería civil por lo que dio a entender su madre al despedirse y entregarme junto con otras monedas más, de camino a la estación parece que el joven no tenía merienda, porque luego fui intercambiado por un emparedado de huevo cerca del metropolitano, una estación inmensa con grandes buses parecidos a los adquiridos durante el mandato de Velasco según escuche.

No tuve casi tiempo de saber quién era mi nueva poseedora cuando cambie de dueño, un señor alto que iba corriendo para abordar un bus, su carrera fue larga, pero valió la pena, el señor entro al vehículo de transporte de milagro y disfruto de su pan con queso ya en calma, me percate que era un hombre vestido con traje y llevaba un maletín, para ser sincero no tenía mis ideas claras sobre la profesión de este señor. Al salir del transporte público caminamos hacia un salón de juicio, era hermoso con sillas de madera barnizada y tallada, una experiencia increíble la estancia en aquel conflictivo lugar, cuando me di cuenta que el señor era abogado, en los asientos se sentaron el público obviamente y observe a un joven con facha de malo, vestía un pantalón jean color azul que estaba roto y un poco despintado, su polera era ploma, y tenía tatuajes que entre todos resaltaba la calavera de su cuello, una moda muy rara a mi punto de vista.

El tribunal entrando al escenario hablo acusando al joven de feminicidio por matar a su novia, el joven se defendió junto a su abogado. El abogado con el que yo venía dio razones del porque la culpa es del joven pues era el defensor de la difunta. Mientras se observaba los rostros de los familiares, su ira y tristeza eran notorios, creo que ese joven le espera un momento bien doloroso. Unas horas después termino el juicio, dejando libre de cargos al joven según dizque no había muchas pruebas, y aunque no sepa de leyes y justicia estaba más claro que el agua, la culpa era del joven. Pero la verdad no me esperaba otra cosa del juez, pareciera que fue sobornado, menuda situación en la que vivimos.

 Saliendo del juicio mi poseedor se retiraba a su recinto, él estaba cansado y no tenía ánimos, minutos después en un descuido caería a una alcantarilla, demasiada sucia con mucha basura, restos fecales por doquier y un olor tan repulsivo que seguro me desmayaba, durante mi estancia en ese sórdido lugar observe muchas ratas e insectos que solían verme y seguir su camino mientras yo era arrastrado por la corriente del agua. Tiempo después me atore en un barrote y pase horas, días, meses, años, sin que nadie se presentara. Un día la alcantarilla se atoro y comenzó a sentirse un impulso raro que poco a poco desatoro el nauseabundo lugar, yo salí disparado a la calle cuando me encontró un joven trabajador de la empresa que desatoro la cloaca, el joven me tomo con una bolsa y me desinfecto para luego guardarme en su bolsillo. Minutos después el camión de la empresa partió a su estación. En el camino escuche como el joven se quejó de la inseguridad argumentando que era quinta vez que le robaban en la calle y la séptima vez que robaban en su vivienda, vaya suerte que tiene este. La discusión siguió sonante durante un buen rato hasta que llegamos a la estación de la empresa, el joven salió a una tienda y compró una gaseosa, y a quien creen que cambiaron, es obvio que a mí. Poco tiempo después en ese lugar pasaría algo que yo no presencie muchas veces y cabe resaltar que fui hurtado muchas veces, ya es claro lo sucedido ¡me ultrajaron¡, serían las 3.00 pm del viernes 13 de noviembre de 2009. Pero espera caí en esa alcantarilla por solo un mes, y yo pensando que pasaron 2 años, pero volviendo a lo importante. Unos jóvenes de entre 17 y 18 años que usaban un pasamontañas cada uno, entraron bruscamente a la tienda dispararon al abuelo que atendía la tienda y saquearon todo lo que pudieron, luego de 1 minutos de aquel trágico incidente los jóvenes se fueron y la nieta del señor entre llantos cogió el teléfono y llamo a la policía, 5 minutos después estos se presentaron llevaron el cadáver a la morgue e investigaron asesinato, la niña de tan solo 11 años relato lo sucedido con punta de detalles, esto lo observe en la televisión desde la casa de mis secuestradores, los que una semana después me cambiarían por una caja de cerveza. Pase de las manos de unos delincuentes a manos de un señor que viajaría en 2 días a Arequipa mi querida ciudad blanca. 

Un miércoles por la tarde partí con mi nuevo dueño, el trayecto fue largo, pero valió la pena en 12 horas ya me encontraría en mi bella ciudad. Llegamos el jueves por la mañana y ya sentía que había vuelto a nacer, sentir nuevamente el calor de la mañana el frio de la tarde con las gotas de las lluvias y el frio húmedo de la noche, pase la noche en casa de un familiar de este señor, era una casa muy grande con jardines y decoración por doquier.

Al día siguiente saldría por la mañana con mi dueño y este me cambiaría por pan. Estando en manos de un panadero seria dado como vuelto a una señora que vendía maca con emparedados, muy chambeadora la señora y como vendía sus mercancía con una amabilidad inigualable un carisma grande y la risa de loca, todo el barrio la conocía le decían la tía de las carretillas, el apodo hacía honor a su trabajo de mañana vendía desayunos al medio día papa rebosada de tarde vendía almuerzos que desprendían un olor muy bueno, de tarde su anticucho con su puesto de emoliente, esta señora era un símbolo del trabajo de la peruana y el peruano, realmente se partía el lomo trabajando, siendo muy noche llegue a su casa y me entere que no trabajaba sola,  en la preparación de los platos recibía ayuda de su hija y sus hijos, su esposo era un chofer que de noche se transformaba en mariachi, sus hijos(a) eran 3 todos estudiaban en la UNSA  y en sus ratos libres ayudaban a su madre, el solo ver una casa completa, con muchas comodidades y encima con una casa de campo, era evidencia que el trabajo es el pan de cada día en esta familia, los jóvenes eran muy juiciosos vestían ropas normales y sus habitaciones estaban equipadas con lo necesario, esta familia demostraba la eficacia de la crianza a la antigua, de tratar con mano dura a los hijos y no brindarles más de lo que se debe tener.

Por la mañana fui intercambiado por azúcar en la tienda, de ahí me dieron de vuelto a una joven que iba a visitar a su tía ella me dio como pasaje en el autobús, para luego ser cambiado por una gaseosa por el cobrador, mi camino siguió luego de que me dieran como pago de una deuda para luego ir con un carguero en una tienda de muebles, luego fui a parar en manos de una comerciante de un mercado, no recuerdo cómo sucedieron esos cambios, pero de pronto me recibiría el hijo de esta señora un niño que me intercambio por 5 canicas, me quede en manos de una señora que me cambiaría por  un corte de cabello de su hijo, en esa peluquería conocí a una señora de 66 años,  unas horas después el niño que me cambio hace poco por 5 canicas venia llorando a la peluquería trayendo una bolsa con pan para la señora que gradeciendo el detalle y viendo al niño llorar pregunto la razón del llanto, a lo que el niño contesto que era por la muerte de su loro, la señora en su gran amor y cariño que sentía por el niño lo abrazo y consoló hasta que el niño se retiró a su hogar.

Permanecí 3 días con esta señora hasta que me cambiaron por un lorito que la señora obsequio al niño, sin duda una señora con un gran corazón. Mi camino seguiría con aquel señor que vendió al lorito el cual me entregaría a un señor que al parecer era un coleccionista de monedas de distintas naciones y así es como termine, como parte de una colección, sin circular más por la región.